miércoles, 16 de noviembre de 2011

La felicidad va en autobús.

Sexta y séptima hora. Examen de inglés.
Todavía seguimos aquí aún habiendo acabado porque la profesora no nos deja irnos.
Entre hora y hora se ha ido todo el mundo menos los pocos que tenemos una clase más.
Una manada de lobos hambrientos bajan por las escaleras en busca de su plato de macarrones. En menos de cinco minutos estamos solos.
Son los últimos rezagados y nosotros los únicos que vemos salir a los cuatro autobuses.
A través de la lejana ventana me dejo la vista intentando distinguirte entre todos los locos que van en esa patera con ruedas. Como todos los días, misión fallida.
No sé cual es tu autobús, donde te sientas ni en que lado vas. Pero miro de todas formas.
He terminado el examen hace rato. No tengo nada que hacer.
-¿Por qué no le escribes?- Me digo.
-¿Por qué no?- Me respondo ya papel y boli en mano.
Se que no recibirás esto porque no tengo tu dirección ni sinceras ganas de que lo leas viniendo expresa y evidentemente de mí. Si lo haces en el blog puedo decirte que no lo he escrito yo o que no es para tí.
Que fácil es ocultartelo sin que tú sospeches nada. Con no decírtelo sobra.
Si lo estás leyendo te preguntarás que intento ocultarte.
Quiero ir un día a comer a casa de una amiga.
Subir en el mismo autobús que tú y reírme con ella. Bien alto para que sepas que estoy ahí y saber que me oyes. Darte a entender que me va bien sin ti. No me refiero a que no te necesito, digo que puedo vivir sin esa parte de ti que ahora es de otra persona.
Porque (y esto no te lo tomes a mal) el poder de tener una vida sentimental en tus manos es una muy buena sensación.
¿Acaso hay algo mejor que poder decidir sobre el futuro de alguien cuando y donde quiera?
Tranquilo, no diré nada. No te lo mereces.
¿Qué es mejor que tener a un chico que se gusta incondicionalmente de ti y que a ti también te interesa?
Pues que a parte de todo esto tengas la libertad de hacer lo que quieras porque no le dirá nada a nadie ya que te tiene que compartir con otra.
Mientras tanto seguiré bajando la mirada cuando nos crucemos, chillaré más de la cuenta cuando estés cerca, miraré con superioridad a todo el mundo, pero sobretodo seguiré mordiendome el labio para volver a la realidad cada vez que me imagino que podría haber pasado al besarnos
.

2 comentarios:

  1. Chica. Esta clarisimo, vos le queres de cabeza. No le podes hechar todo eso en cara y luego morderse el labio cuando lo veas. El pobre chico se va a morir si no sabes que queres. Muy bella la nena de la foto

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  2. Tienes razón... que va a haser el chico si no paras de marearlo? Le queres, no me digas que no..

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