miércoles, 21 de marzo de 2012

¿Quieres mi confianza?

Nuestras vidas no las mueve el dinero ni el tiempo. Lo esencial de la vida es la confianza. Si, eso que cuesta una vida entera ganar y que se pierde en segundos.
Confianza y amistad van a la vez. Si no comprendes a un amigo es porque no tienes la suficiente confianza para entender lo que quiere.
Un conocido puede pensar que para hacerte feliz necesitas una noche de fiesta. Un amigo cree que con un regalo bonito serás feliz. Un amigo real sabe que con una sonrisa sincera, una tarde juntos o un simple "hola" te puede sacar una sonrisa.
Confianza es poder llamar a alguien, contarle tus problemas sabiendo que no se los dirá a nadie. Es algo que con una sola mentira, se acabó.
Todavía no le encuentro sentido al hecho de mentir a tus amigos. ¿Por qué se hace esto? Los amigos no están hechos para que no piensen mal sobre ti o para cambiar sus pensamientos. Si vas a decir algo pero temes que tu amigo te deje, no lo hagas.
La confianza es algo demasiado importante como para arriesgarlo por "pasar una tarde todos felices" o para conseguir algo.
Aquel que se aprovecha de una persona de confianza no se le puede llamar persona. Es otra forma de jugar con los sentimientos, aunque no sea una pareja de enamorados. La confianza rota hace más daño que el cristal.
No existe cena romántica, escapada en pareja, regalo o disculpa que repare la falta de confianza en un corto periodo de tiempo.
La confianza es irremplazable, única, incomparable y que da lugar a un mundo incomprensible y desastroso sin ella. Lo peor es que no se recicla; se crea y se destruye.

jueves, 8 de marzo de 2012

Muñecas de porcelana.

Un ruido monótono y estridente me despertó. Era lunes, el último lunes del curso. Apagué el despertador y comencé a vestirme. Fui al armario a buscar ropa, pero me detuve a mirar las fotos que tenía pegadas en el interior. Había más de una docena de fotografías de mis amigos. Me las regalaron el día que me mudé a Estados Unidos. Los echaba de menos. Hacía casi un año y medio que no los veía. Suspiré y dejé de pensar en ellos. Me vestí y bajé a desayunar.
-¡Mamá! ¿Dónde estás?
Nadie contestó. Cuando llegué a la cocina vi una nota pegada en el frigorífico.
“Querida Erika:
Cariño, sentimos habernos ido sin avisar, pero ocurrió una urgencia y nos hemos tenido que ir de viaje un par de semanas. Te dejamos dinero y comida. Tienes magdalenas para desayunar.
Te queremos.
Mamá y Papá”
-Genial, otra semana sola.- Pensé mientras cogía las magdalenas y me iba.
En la puerta ya estaba Anne esperándome. Anne era mi mejor y única amiga. Era la chica más popular del instituto y por una extraña razón acabamos siendo amigas, cosa que agradezco enormemente.
-¿Qué velocidad llevas? ¿Quieres llegar tarde?- Ese era sus saludo diario. Odiaba llegar tarde.
Nada más entrar al instituto comenzaron los insultos para mí y las alabanzas para Anne.
-¡Cerda! ¡Gorda! ¡Vuelve a tu país, que aquí no cabes!
Estaba acostumbrada a ignorarlos, pero como siempre pensé que tendría yo de malo. En España muchos chicos querían salir conmigo. No estaba gorda, tenía mis curvas, o eso pensaba.
Fuimos a clase y entró Carlos, el chico que  me gustaba. Se sentó delante y saludó a Anne.
Pasaron las horas hasta que por fin nos fuimos a casa. Cruzamos el pasillo entre insultos, pero a mi me daba igual porque Carlos estaba al final, apoyado en su taquilla.
A la salida se me quedó mirando. Me dirigí valiente hacia la puerta cuando me caí. Había tropezado. Con su pie. Cuando le miré me di cuenta de que se estaba riendo junto con todo el instituto. Recogí mis cosas y anduve hasta casa.
Cuando abrí la puerta fui directa a mi habitación. Lloré y lloré casi durante una hora. No podía soportar eso ni un minuto más. Cogí dinero y a todo correr llegué al supermercado.
-No voy a soportar esto más, un año y medio es mucho tiempo- Pensé-
Busqué en la sección de hombres hasta que dí con las cuchillas de afeitar.
-Será un corte limpio, quedará elegante.
Me asustaba de mi misma.
Alargué la mano para coger la última caja que quedaba cuando otra mano hizo lo mismo. Era un chico de unos 18 años, un par más que yo.
-Toma, quédatelos.
-Gracias.
-Me llamo James.
-Yo soy Erika.- Levanté mi cara sucia y llorosa y le miré a los ojos. Los tenía muy bonitos, algo tapados con sus rizos. Pero al verme su expresión cambió. Me arrebató la caja de las manos y dijo:
-No te la vas a llevar mientras por tu cabeza pasen planes como los que pienso.
-Que más te da. No me conoces.-Dije quitándole la caja.
-Tienes razón, no te conozco. Pero espero que seas una chica lista.
Se marchó, pagué y volví a casa.
Cuando volvieran mis padres me encontrarían muerta. Mi vida ya no valía nada.
Me encerré en el baño y me hice el primer corte. Un suave hilo de sangre llegó al lavabo. Todo había terminado.

Paré al rato. Estaba cansada, me dolía todo, lloraba… Limpié el lavabo y me vendé las muñecas. Bajé a cenar. Entonces llamaron a la puerta.
-¿Quién es?- Pregunté sin abrir.
-Hola, soy su nuevo vecino. Me preguntaba si no tendría cuchillas de afeitar, en el super se agotaron.
-Un momento.- Fui a por ellas. Abrí la puerta y ambos nos miramos sorprendidos.
-¡Erika!
-¿James? ¿Qué haces tú aquí?
-Soy tu nuevo vecino. Me mudé con un par de amigos. ¿Estás sola?
-Si, mis padres están de viaje de negocios y no tengo hermanos.
-Entonces, ¿Para qué querías las cuchillas?
-Yo…Esto… Son para cuando vengan. Pero te las puedes llevar.-Dije tendiéndole la caja. Están todas, no he hecho nada malo.
Él me agarró el antebrazo.
-Tus muñecas vendadas no dicen lo mismo. Ya se que no nos conocemos, pero me gustaría ayudarte.
-No puedes-Dije liberando mi brazo.-Nadie puede.
-Al menos podré escucharte.
Le conté mi historia: España, la mudanza, Anne, Carlos, los insultos… Nos quedamos en silencio unos minutos. Yo lloraba y él me tumbó sobre su pecho acariciándome el pelo.
-Yo creo que estás muy bien, Rika. Eres muy guapa, lista y simpática. Solo que hay gente muy estúpida por el mundo.
-Pero no puede ser que todos los chicos me odien. A ninguno le parezco atractiva.
-¿Te preocupa no gustarle a nadie?
-Si, pero gustar en plan ser amigos, ¿Sabes?
James me abrazó, se inclinó sobre mí y me dijo:
-Pues a mi si me gustas.- Y me besó.
No fue un beso largo, pero me transmitió los sentimientos y el apoyo que necesitaba.
Cenamos juntos y vimos una película. Cuando se tuvo que ir a casa quedamos al día siguiente a eso de las once.
-¿No tienes clase?
-Si, pero mañana es el último día y solo hay que dar unos discursitos.
-¿Qué vas a decir?
-Lo que pienso de ellos.
Al día siguiente llegué a clase entre abucheos, como siempre. Mentí a Anne y le dije que lo de las muñecas eran quemaduras cocinando con la sartén.
Llegó mi turno y no tenía nada escrito. Subí al atril.
Vista al frente pase la mirada por cada uno de mis compañeros. Me acordaba de todo lo que me hicieron pasar.
Con una sonrisa socarrona comencé a aplaudir de forma sarcástica.
-Compañeros, quiero daros la enhorabuena; habéis conseguido terminar el curso con buenas notas, con muchos amigos y tendréis el verano que merecéis con fiestas todos los días. Pero no para todos es feliz. Mientras vosotros, escoria humana, os reíais de mi yo os ignoraba, pero ya no aguanto más. No se puede ir por la vida insultando a la gente. Quiero que os acordéis de estas palabras, que os las marquéis en la piel hasta haceros sangra, como he hecho yo con las vuestras.-
Mi discurso fue subiendo de tono, me fui quitando las vendas sin darme cuenta.
Mostré mis muñecas rojas e irritadas.
-Enorgulleceros de esto, cabrones. Fije en español.
Solo se oía silencio, hasta que Anne se levantó y comenzó a aplaudir.
-Esa es mi Rika. ¿No os da vergüenza, idiotas?
Bajé del atril. Anne y yo nos dimos la mano y nos dirigimos a la salida.
Para mi sorpresa allí estaba él, apoyado en la pared y oculto en las sombras. Aplaudía.
-James, ¿Qué haces aquí?
-Son las once.
-Me has oído…
-Cada palabra. Estoy muy orgulloso de ti. Podrás demostrar lo que les has dicho en el baile de graduación.
-Ya te dije que no voy a ir.
James no aceptó mi respuesta. Mi agarró de la mano y me dijo:
-Creo que se han enterado de que Erika no es una fracasada, de que hay gente que la quiere y que le ayuda. Para que se les quede marcado irás al baile.
-Pero no tengo pareja y nadie querrá venir conmigo.
-Yo iré.
-¿¡Qué!? Preguntó Anne.
-Erika, ¿Quieres venir al baile conmigo?
-Eh… Claro.
-¡Bien, bien, bien! Ahora mismo te vienes con la tía Anne a por un vestido.
-Es que yo había quedado con…
James me calló con un beso.
-Lo aplazamos a mañana.
                                                                                                      
(Narra James)
 A eso de las once llegué a casa de Erika. Apagué el motor y esperé. Casi de inmediato salió ella. Llevaba un vestido blanco con adornos plateados. Estaba realmente guapa.
-Estás preciosa.
-Tú también estas muy guapo.
Le dí un beso y entramos al coche. El camino fue silencioso, pero no incómodo.
Nada más entrar, las críticas comenzaron.
“Qué vestido más bonito.” “Pero que dices, si le hace más gorda de lo que es” “Ese chico tan guapo debe ser su primo, sino no me lo explico”
-No debería estar aquí. Dicen que eres mi primo.
-Si debes. Además los primos no se besan ¿no? Dijo justo antes de besarme.
Estuvimos bailando casi todo el rato. Cerca de las doce mi hermano me llamó. Me alejé un de la música y salí afuera.
-¿Qué pasa?
-Caroline me ha dejado.
-Mira, se que me prohibiste decirlo, pero es una golfa, fea, idiota y gorda. Normal que nadie salga con ella.
-Puede que tengas razón.
-Pues claro. Estaré en casa pronto y tú y yo nos iremos a dar un paseo.
-Gracias hermano.
-Sabes que te quiero.
Colgué y noté una presencia detrás. Era Erika; estaba llorando detrás de mí.
-Así que una golfa, fea, idiota y gorda ¿Eh? ¿Eso piensas de mí?
-Erika, escucha, yo…
-¿Sabes que te digo? Que te vayas a dar un paseo con ella.
Y salió corriendo.
                                                                                                                 
 (Narra Erika)
Salí corriendo con los ojos llenos de lágrimas. Él, que es quién me mantuvo con vida en su momento me acababa de decir lo que más me dolía.
Ya había dado una segunda oportunidad al destino y a la vida. Era hora de acabar lo que había empezado hace un par de días.
Corrí a casa dejando las puertas abiertas a mi paso. Llegué al cuarto de baño y entre lloros liberé mis penas con furia, tiñendo mi vestido de rojo.
                                                                                                                
(Narra James)
-¡ERIKA! ¿Dónde estás?
La busqué por todo el edificio. No estaba. Cogí el coche. Me daban igual las señales y los semáforos. Tenía que llegar a su casa cuanto antes. ¿Por qué estaba la puerta abierta?
-¡Erika! ¿Dónde estás?- Repetí.
Fui a su habitación. Había luz en el lavabo. Una mano tendida en el sueño llena de sangre se asomaba por la puerta. Lágrimas caían por mi cara. Me acerqué hasta ella, de rodillas. Apoyé su cabeza en mis piernas.
-Por Dios… ¿Qué has hecho? Despierta, por favor. Erika, no te mueras por una tontería como tu aspecto. Eres muy guapa. Todos te quieren. Yo te quiero, Erika.
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Desperté en una habitación blanca. Estaba sola, tumbada en la cama, también blanca. De fondo sólo se oía un pitido monótono y estridente. Me giré y pude ver a Anne sentada en una silla dando cabezadas.
-Anne…
-Erika, despertaste. ¡Qué alegría! Menudo susto nos has dado. Tus padres están de camino.
-¿Qué ha pasado?
-Te intentaste suicidar.- Se le quebró la voz. Le costaba mucho decir esa frase.- Oíste a James hablar por teléfono con su hermano sobre su exnovia. Te enfadaste y te fuiste a casa. El resto…
-Osea, ¿Qué no hablaba de mí? ¿Yo no era esa golfa, gorda, idiota y fea?
-¡No!
-Dios, ¿Qué he hecho?- Miré mis muñecas. Estaban vendadas. Me ardían, como si se estuvieran quemando.- ¿Dónde está James?
-Ha ido a por café- No se ha separado de ti ni un minuto.
James apareció por la puerta con dos vasos de café. Se le veía cansado, llevaba la misma ropa que en el baile. Anne nos dejó solos.
-James, lo siento, yo pensaba…
-Ya lo sé, tranquila. Prométeme que no volverás a hacerte esto. Estás fantástica, da igual lo que digan los demás. Además sabes que yo de ti no diría nada malo. No podría soportarte ahora que se que te quiero.
-¿Me quieres?
-Quiero tus labios, tus ojos, tus manos, tus curvas…
-¿No piensas que esté gorda?
-Ni por un segundo. Esas cosas no deben afectarte, eres una chica lista.
-No lo pensaré, te lo prometo. Siempre que estés a mi lado, claro. Y enseñaré lo que tú me has enseñado.
Se inclinó y me besó. Ese beso me hizo darme cuenta de lo estúpida que había sido. La verdad no se dice, se transmite con los labios. Y nadie en el mundo debería hacer cosas como las que yo sufrí para que otra gente se de cuenta de la verdad antes de que sea demasiado tarde.
Es besó me recordó al de Blancanieves, a la cual despertó de un hechizo y la devolvió a la vida. Había vuelto a nacer.


 Este es James (Niall James Horan)
Harold: Harold Edward Styles
Caroline: Esa... No tiene ni descripción. 
Anne: Conjunto de todas las dedicadas :)
Dedicado a @elenarueda8 @berarpaula @anarenas5 @belnlondon1d @leonor_p22 @erykalovesniall (Si, ella es Erika del cuento)
TODO A MIS NIÑAS! QUE SON LAS MEJORES, QUE LAS QUIERO Y QUE... LAS ADORO ES POCO!
Gracias por estar ahí cuando os necesitaba y cuando os necesitaré :)

PD: Este cuento entra en el concurso de mi instituto, pido por favor que no se copie para otros trabajos. Muchas gracias.